ARMANDO REVERÓN
Cada 10 de mayo se celebra el Día del Artista Plástico en Venezuela en homenaje al natalicio de uno de los más grandes maestros de la plástica venezolana: Armando Reverón, el pintor de la luz.
Reverón, fue irreverente, alejado de la rutina, del conformismo. Era personalista hasta en el modo de utilizar el pincel. El problema luz-color fue vital en su vida de allí sus pinturas que representan el Macuto estado Vargas de medio día, donde la naturaleza casi desaparece por el sol incandescente del trópico a esa hora. Su obra es variada en calidad, de gran sinfonía plástica en cada período, alcanzando siempre una alta creatividad.
La pintura de Reverón es realista, intensa. Nunca tuvo contrastes estridentes. En sus cuadros se encuentra mesura en el color y armonía fría. Reverón marcó una época. No sólo en vida fue personalista, sino que, después de muerto, lo ha seguido siendo. Su estilo fue único y seguirá intacto a través de la historia de la pintura venezolana.
CONOCIENDO UN POCO DE ARMANDO REVERÓN
Armando Reverón
Gran parte de su infancia transcurrió en Valencia. Allí realizó también sus primeros dibujos. A los 13 años contrajo la fiebre tifoidea, enfermedad que según muchos estudios lo afectaría psíquicamente para el resto de su vida.
Regresó a Caracas a los 15 años, e ingresó en la Academia de Bellas Artes. Se entregó con intensidad a estudiar y obtuvo, con la municipalidad de Caracas, una beca para realizar estudios en España.
A la edad de 22 años, llegó a Europa y entró en contacto con la obra de Goya y Velásquez. Viajó por una temporada a Francia donde pintó al aire libre; de esta época es su obra Paisaje de Burdeos.
Después de cuatro años en Europa, Reverón regresó definitivamente a Venezuela. Entre 1916 y 1918 llegaron a Caracas dos pintores que influirían decididamente en la obra de Armando Reverón: el rumano Samys Mützner y el ruso Nicolás Ferdinandov.
En los carnavales de 1918, conoció en La Guaira a Juana Ríos. A partir de entonces Juanita, que contaba con 14 años de edad, sería modelo y compañera para el resto de su vida. Vivió períodos breves en Punta de Mulatos, La Guaira, y en El Valle de Caracas, donde pintó La Cueva en 1921. Finalmente, decidió trasladarse definitivamente a Macuto. Allí organizó su casa-taller, El Castillete, un ambiente poblado de plantas y animales que se convirtió para Reverón en un espacio vital, donde se confundía el arte con la vida y lo cotidiano con lo trascendente.
Tres períodos
La obra de Reverón, según las investigaciones del historiador de arte Alfredo Boulton, pasó por diferentes etapas conocidas como períodos azul, blanco y sepia. A partir de 1918, acentuó los aspectos nocturnos y oscuros del paisaje, el desnudo y el retrato utilizando los azules profundos, observando la luz a medida que ésta se mezclaba con la atmósfera del paisaje marino del trópico.
Hacia 1925, entró en una etapa de enorme producción, simplificó el uso de los colores en su investigación sobre el fenómeno de la luz e indagó en lo visual, a la vez que buscó las claves de un problema estético (Período blanco). Con pocas pinceladas, trazos, manchas y raspaduras logró efectos inéditos, otorgando nuevos valores a los diferentes motivos pictóricos.
En 1933, Reverón sufrió su primera crisis nerviosa, por lo que fue trasladado a una clínica de Caracas. Luego de una terapia, el pintor se interesó cada vez más por el blanco, -también pintó sobre papel con pintura de cola- hasta que a partir de 1935 comenzó a realizar cuadros de gran tamaño y a utilizar el color sepia.
Objetos y muñecas
Paralelamente a su investigación sobre el sepia, Reverón inició la confección de objetos y muñecas que irían a complementar el mundo de El Castillete. Las muñecas le servirían de modelos, junto a Juanita. Los objetos -de utilería artística- revelan aspectos importantes de su sensibilidad y destreza.
Hacia el final de su vida, Reverón invirtió cada vez más tiempo en la realización de sus objetos y en simplificar sus recursos expresivos. En 1945, el artista sufrió una nueva crisis nerviosa, y fue trasladado al Sanatorio San Jorge. Realizó dibujos y bocetos a lápiz, carbón y tiza. Salió de la clínica y, entre 1946 y 1953, abordó en su obra gran cantidad de motivos, desarrollados con diversas técnicas.
Reverón dejó más de quinientas obras y construyó más de sesenta objetos. Es el artista que más comentarios críticos ha generado en Venezuela y ha comenzado a tener importancia decisiva en el arte internacional.
La vida de Reverón, su enfermedad y las causas que lo llevaron a aislarse cada vez más en su mundo, se traducen en una voluntad de entrega al arte como jamás se había producido en la pintura venezolana.
El excéntrico Reverón
No por azar fue designado el 10 de mayo como Día del Artista Plástico en Venezuela. El 10 de mayo de 1890 nace en Caracas, Armando Reverón, el artista plástico venezolano más significativo de todos los tiempos, aun cuando no se le haya dado su justo valor.
Lo que más se conoce de Reverón son sus excentricidades, quizá más que su misma obra; sin embargo, no pudiera separarse un aspecto del otro, y es que en esencia eso fue, es y seguirá siendo Reverón: la humildad de un castillete convertido en teatro; muñecas como modelos; monos disfrazados marcando trazos sobre el lienzo; un hombre semi desnudo en la playa, con los pantalones fuertemente ajustados a la cintura, seducido por el resplandor de la luz; un genio sumido en la miseria, y alzado en los brazos de la gloria luego de su muerte.
Su vida, obra y extraña personalidad se exhibieron en el Museo de Arte Moderno de Nueva York -MOMA- donde su profundo interés por la acción de la luz sobre las formas iluminó las 4 salas dispuestas para su exposición. Precisamente en ese afán se resume su vida y su obra.
Entusiasta del impresionismo francés, su pintura evolucionó a la abstracción y el simbolismo. Los temas preferidos fueron el paisaje y el desnudo femenino, siendo su modelo preferida, Juanita, su compañera de vida, a quien destinó buena parte de sus lienzos.
Tomado de diariodelosandes.com
"La cueva", 1920
El Castillete de Reverón hoy destruído
por el deslave en Vargas de 1999
"El puerto de la Guaira", 1941.
"Muñeca", 1940.
Tomado de diariodelosandes.com
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